martes, 6 de julio de 2010

El resto de colorantes

En primer lugar quiero recordaros que los comentarios aparecen directamente, no sometidos a control previo, pero que transcurrida una semana desde la entrada, el sistema los aparta y me pide confirmación; como quiera que es un proceso del que no era muy consciente, hoy he admitido dos comentarios que estaban en el limbo desde hace bastante tiempo. Uno es de Belén, que conoce el gazpacho de habas que tomaban en el desayuno los agricultores de la provincia de Córdoba, según a ella le consta. Gracias y bienvenida.

Otro comentario me solicita en qué Universidad estudié nutrición y dietética: siento defraudarte, pero en ninguna, ya que no me anuncio como nutrólogo o dietista en ningún caso, sino como bromatólogo y tecnólogo de los alimentos, estudios que cursé en la Universidad de Córdoba. Mi incursión en terrenos compartidos con la dietética parte de experiencias personales, estudios complementarios y la sensación de que hay mucha gente por ahí hablando de alimentos sin saber lo que se trae entre manos, pero hasta extremos difíciles de imaginar.

Hechas estas dos aclaraciones, con mi petición de disculpas a los autores de los comentarios por no haber sido un poco más diligente en admitirlos, quiero acabar hoy con el tema de los colorantes, en esta ocasión los no tan naturales.

Y lo voy a hacer advirtiendo que hoy toca la cruz de la moneda. Efectivamente, ya me manifesté partidario del uso restringido y crítico de los aditivos, centrándome en su necesidad y su inocuidad; de alguna forma, los beneficios y los riesgos, como en todos los aspectos de la vida, tienen que ir en equilibrio: es absurdo asumir riesgos por nada y, frecuentemente, lo realmente interesante no está exento de alguna contrapartida.

Viene esto al caso porque los colorantes no mencionados en la lista de ayer, la mayor parte de ellos sintéticos y, casi todos, conocidos como colorantes azoicos, por contener un grupo azo en su molécula (-N=N-) se han visto, en algunas ocasiones, sometidos a controversia. Dentro de ese amplio grupo, las sospechas sobre su carcinogenicidad o, en general, cualquier otra manifestación nociva, se ciernen sobre los liposolubles, de los que, si bien tras un consumo muy prolongado en el tiempo y en algunos países, las sospechas han tomado forma de prohibición o recomendaciones de restricción.

Y digo esto porque, aunque el peligro pueda llegar a ser remoto (habrá que calibrarlo adecuadamente a lo largo del tiempo), ¿cuál es el beneficio que aportan?¿Acaso que a un industrial le quede un helado o un postre más bonito? Los alimentos no son ni la paleta de un pintor ni el catálogo de una droguería: de la misma forma que en otras ocasiones me he puesto  de lado del uso de los aditivos, en esta, creo que los riesgos, por pequeños que sean, no justifican el uso del producto.

Los que me seguís sabéis que soy fiel a una forma racional de entender la ciencia y la vida, independiente y crítica. Es por ello que mi aparente "militancia aditivista", que no era tal, sino militancia científica y crítica, encuentra un límite en cuanto se enfrenta al binomio riesgo-beneficio que nos comporta el uso de estas sustancias.

En los casos anteriores, la balanza se decantaba de un lado y en este, de otro ¡qué le vamos a hacer!

Espero vuestras opiniones y os dejo con una lista con los pájaros del día, por si los encontráis por ahí.

Tartracina, E-102
Amarillo anaranjado S, E-110
Azorrubina, carmoisina, E-122
Amaranto, E-123
Rojo cochinilla, rojo Ponceau 4R, E-124
Rojo 2G, E-128
Rojo Allura AC, E-129
Negro brillante BN, E-151
Marrón FK, E-154
Marrón HT, E-155
Litol Rubina BK, E-180

2 comentarios:

  1. Los tecnologos de alimentos no somos dietistas (ni lo pretendemos), pero tenemos conocimientos de nutrición y una amplia visión en cuestión de tecnologia, toxicología, bioquimica de alimentos,... con esto quiero decir que un bromatologo no debe excusarse de hablar de nutrición. Lo que pasa es que la gente no sabe lo que es. Hay profesionales menos cualificados para ello pero que socialmente están más validados.

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  2. Como dietistas según los diferentes colegios profesionales pueden ejercer (si quieren ;) ):
    -FPII de nutrición y dietética
    -Diplomado en Nutrición humana y dietética
    -Biólogos (y nos costó tela...)
    -Farmacéuticos
    -Médicos
    -Tecnólogos de los alimentos

    El punto de vista desde el que mira la dieta cada profesión cambia, pero técnicamente para poder ejercer como tal en este país no hace falta ser licenciado en nutrición humana.

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