lunes, 5 de noviembre de 2012

Crisis, bienes inferiores y obesidad

   En la salutación a mi regreso, Veckia solicitó consejo sobre cómo poder llevar una nutrición adecuada en tiempos de crisis como los presentes.

   El tema me parece muy interesante y ha sido objeto de reflexión por mi parte, por lo que no tengo inconveniente en compartir algunas de estas cuestiones con vosotros. 

   Ya se ha deslizado alguna vez en el blog que, si bien soy lo que pone en el título en cuanto a formación, he desempeñado varias profesiones en mi vida y, precisamente la que me ocupa ahora es la de profesor de economía (en fin, uno siempre fue raro). Es por ello que me voy a poner un poco académico y voy a largar algo de la materia referida.

   La economía trata de satisfacer necesidades humanas, como es el caso de la alimentación. Para ello se requieren bienes y servicios, como son los distintos productos alimenticios. Ahora bien, no todos los bienes se comportan igual en distintas situaciones, lo que sirve a los académicos para clasificarlos.

   En este sentido, y relacionándolo con esa crisis tan debatida en cualquier foro que se precie, podemos estudiar cómo se comportan los bienes en relación con la renta de las personas.

   Una de las consecuencias más directas para casi cualquier hijo de vecino de esta crisis es que la renta familiar ha disminuido. Es más, como no está la cosa clara sobre lo que pueda pasar mañana, las familias se están dedicando con esa renta más pequeña a pagar aceleradamente las deudas o a constituir un cierto ahorro, lo que merma aún más la fracción destinada al consumo, que es la que va a ir a comprar los alimentos.

  Así que nos encontramos a la hora de hacer la compra con menos dinero en el bolsillo ante un pasillo del súper. La reacción normal, que está siendo detectada además en esta crisis, es consumir ciertos productos que, cuando tenemos el bolsillo repleto, no son objeto de nuestra atención: es el caso de los bienes inferiores. Este tipo de bienes se caracteriza porque su consumo aumenta cuando la renta baja y su consumo decae cuando la gente vuelve a tener alegría en el gasto.

   Ahora bien, dentro de nuestra forma de comer, no tenemos que identificar bien inferior (en el sentido económico) con peor alimento. En algunos casos sí va a  ser así: por ejemplo, cuando abusamos de las pastas alimenticias alegradas con un poco de salsa de tomate. En otros casos, el bien inferior puede tener virtudes de las que adolecen los que se consideran normales: sería el caso de los huevos como sustitutivos de menor precio de las carnes y los pescados; en este caso, si bien es evidente que el recurso caro (carne y pescado) ofrece posibilidades gastronómicas más interesantes que las de los huevos, no es menos cierto que, desde nuestro punto de vista, nutricionalmente son éstos superiores a los filetes.

   Cuando España era menos rica, consumíamos cinco veces más huevos que nuestros países vecinos (por supuesto, teníamos el colesterol mucho más bajo que ellos). Cuando empezamos a tener más dinerito, fuimos apartando los huevos de nuestra dieta para dar entrada a alimentos más apetecibles, como carnes y pescados, lo que es lógico. Parece que ahora toca, en parte, volver a aprender de nuestras antiguas costumbres y resolver comidas y cenas con menos dinero.

   Si eso ha de traducirse en dar entrada a más legumbre, a huevos, a sopas y guisos de cuchara, bienvenida sea. Si, por contra, el bien que nos permita cuadrar las cuentas va a ser la pasta, la pizza o cualquier forma de harina de cereal más o menos disimulada, malo.

   En fin, aquí queda y espero vuestras opiniones. Un saludo, DB.

 

   

martes, 9 de octubre de 2012

Qúe buen blog tiene Ana Muñiz y el bisfenol A

Resulta que estaba dándome una vuelta por el blog de Ana ("Me gusta estar bien"), que lo tiene precioso, cuando he visto que abordaba el tema del bisfenol A, los disruptores metabólicos y hormonales, los obesógenos, en fin, aquéllo de lo que prometí hablar en mi última entrada. Es por ello que, sin perjuicio de que yo dé mi opinión en un futuro y de que ésta coincida en mayor o menor medida con la expresada por Ana, os recomiendo la lectura de sus notas respecto del bisfenol A que, sin duda, son muy valiosas, a la vez que os encarezco (me consta que la mayor parte ya lo hacéis) que os deis una vuelta por su blog y aprendáis  todas las cosas que vienen por ahí (algunas de ellas con una pinta muy sabrosa).

Así que os pego a continuación el enlace: http://megustaestarbien.com/2011/12/05/bisfenol-a-el-enemigo-que-guarda-tu-comida/

Ea, así que a leer y el que se atreva, a meterse en harina (de coco) y a componer esas cocolenas que tan buena pinta tienen. Saludos, DB.

lunes, 8 de octubre de 2012

Hola de nuevo.

Tras una larga pausa, me puse hace unos días al teclado con intención de reabrir los contactos a través de esta página. Para el curso que ahora empieza me he propuesto continuar con los temas que dejamos atascados el pasado mes de abril (fitoestrógenos, xenoestrógenos, disruptores metabólicos, obesógenos, etc.) sin perjuicio de que vayamos encontrando otros que nos puedan apetecer en cierto momento o que, porque salgan a la palestra de la opinión pública, nos interese acometer.

Es por ello que solicito a los lectores que me indiquen qué temas pueden ser de interés, qué aspectos de la nutrición y de los alimentos deben ser tratados y, en definitiva, cómo puedo ayudar a despejar sus dudas sobre determinados temas científicos más o menos relacionados con la alimentación.

Paralelamente a lo anterior, quisiera introducir algunas modificaciones o complementos al blog. Como quiera que muchas personas que llegan nuevas al mismo deben comenzar a leer los artículos desde el más reciente al más antiguo y es, sobre todo, en éstos en los que se abordan temas más generales que pueden centrar el objeto de la propia bitácora, había pensado generar un libro-blog, que fuera la traslación a un libro de lo que  aquí pone, y que se ofrecería de forma gratuita en algún enlace. Creo que la gratuidad viene impuesta porque  en el blog han participado otras personas, en la función de comentaristas, y no me veo legitimado para cobrar por ello. El formato debiera ser uno compatible con lectores de libros electrónicos y, en su caso, algunos que puedan ser imprimidos por si alguien así lo prefiriese.

Bueno, aquí dejo esto y espero en breve subir algo de los fitoestrógenos.

martes, 18 de septiembre de 2012

¿Empezamos de nuevo?

Bueno, bueno. La verdad es que he estado un cierto tiempo ausente por razones personales diversas. Apenas he visitado el blog y cuando lo he hecho he podido sentir el apoyo constante de Gran Kan, que agradezco, desde la distancia.

Pero la sorpresa ha sido mayor cuando he accedido como administrador y he comprobado como, pese a estar cinco meses en silencio, más de mil personas al mes dedican atención a lo que hay aquí escrito.

En breves fechas intentaré retomar mis publicaciones. Principiaremos el tema donde se quedó, a la espera de que nuevos hilos de interés muevan este muñeco, que, a veces, pareciera tener vida propia.

En cualquier caso, quiero agradeceros el haber estado ahí, tanto a los amigos identificados como a aquéllos que acceden desde cualquier parte del mundo a esta bitácora y encuentran en ella algo de interés.

Dadme unos días (más) y nos leemos. Un fuerte abrazo a todos, Dr. Bro.

viernes, 13 de abril de 2012

Empiezo a poner tareas: fitoestrógenos y xenoestrógenos.

Voy a empezar con la filosofía que nos marcamos en el post antepasado y lo hago poniendo "tareas" a los lectores. Quiero primero animar a los que aún no escriben a que lo hagan, ya que no vamos a descargar toda la responsabilidad en Jesús y GranKan. Es por ello que son bienvenidas todas las aportaciones, aunque se limiten a una búsqueda web y la traslación de los datos.

Además, os libro de "pestiños" como el que me salió en la última entrada y que, de vez en cuando, me brotan con una naturalidad punto menos que preocupante.

Un seguidor, Javi, me ha mandado por otro cauce un texto en el que, entre otras cosas, se habla de la importancia que tienen los fitoestrógenos y xenoestrógenos que pueden estar presentes en nuestros alimentos. Efectivamente, en esto de la obesidad, el sexo y las hormonas sexuales no son neutrales: las mujeres tienen más papeletas. Ciertos alimentos, destaca especialmente la soja, acumulan de forma natural sustancias vegetales que imitan la acción en nuestro organismo de los estrógenos; otras sustancias que nos rodean, alimentarias o no (se han señalado componentes de los plásticos, entre otras), penetran en nuestro organismo y ejercen acciones hormonales en la línea reseñada.

Bueno, pues con esos mimbres, a ver quién se da una vuelta por la red y nos trae carnaza dialéctica para hacer el cesto. Os espero. Especialmente a los que no os prodigáis.

domingo, 8 de abril de 2012

¡VIVA LA ESTADÍSTICA!

Bueno, como lo prometido es deuda, ahí os largo ese título, que para algunas opiniones será algo provocador.

En efecto, aquéllos a los que la Ciencia les viene larga o les produce cierta desazón (¿no serán, acaso, fenómenos muy relacionados?) esto de vitorear a la Estadística les tiene que sonar tan mal como cuando lo hice con la Química. Efectivamente, a buen seguro que disponen ya del arsenal de chistes malos, falsos conceptos y prejuicios infundados que, a su -digamos- entender, justifican su alejamiento de las ciencias.

Pero como no es a esos a los que me dirijo, ya sobran palabras. Los demás están convocados a dar su opinión, que no ha de ser coincidente con la que yo exprese, como ha quedado patente, sin ir más lejos, en los comentarios de la entrada anterior.

Y ahora os cuento el porqué de mi reivindicación de la Estadística en este punto. Si recordáis el "pique" entre GranKan y Jesús en el que medié convocando a un ejercicio de inteligencia compartida, estaréis en el punto de partida para entender la necesidad de esta disciplina.

Resumiendo -tal vez en exceso- las posturas, Jesús abogaba porque la difusión de una cierta "dieta occidental contemporánea" a diversas zonas del planeta había llevado a esos territorios las enfermedades metabólicas y relacionadas; GranKan contraponía el hecho de que no todas las personas sometidas a esas dietas manifestaban los mismos signos. Aquél se basaba en esa evidencia para acusar a la dieta basura de ser la causante de la enfermedad; éste reclamaba un carácter multifactorial de estas enfermedades en el que habría que dilucidar cuál era el grado de influencia de la dieta, junto con el de la carga genética, hábitos, etc.

Bueno, pues a mi parecer, los dos tienen razón y se la da la estadística. Estoy con Jesús en que la dieta basura, que yo resumo bajo el epígrafe de glúcidos baratos-lípidos baratos-proteínas baratas-sabores primarios-facilidad para consumir está detrás de la epidemia. Y a GranKan le diría que mire con ojos de mirar poblaciones, no de mirar individuos, como cuando planea o ejecuta una campaña vacunal sobre una cierta especie: no miramos al individuo, miramos  a la población. Y eso se hace con ojos estadísticos. Y cuando así se mira, se ve que allí donde ha llegado esa dieta, ha llegado la enfermedad. Se calcula que veinte años después de que la dieta se imponga en un país, los casos de anomalías metabólicas empiezan a aparecer de forma masiva. Si alguien mira las estadísticas de diabetes tipo 2 o de obesidad en China, se le pondrán los vellos de punta: están destrozando las suposiciones más catastrofistas.

Pero también la estadística le da la razón a mi amigo GranKan: los problemas metabólicos son multifactoriales, como lo es el carácter peso en el hombre y en todas las especies próximas: se trata de eso que los genetistas denominan QTL (Quantitative Traits Loci/caracteres genéticos cuantitativos), que se analizan estadísticamente, por contra de los célebres guisantes de Mendel y otros caracteres que se manifiestan de una forma u otra de una manera nítida. En este punto, tal vez tengamos que mirar el problema desde una perspectiva multivariante, sabiendo que nos vamos a encontrar con varias variables que influyen en la observación y que nuestro trabajo será agruparlas, asignarles porcentajes de influencia, establecer correlaciones entre ellas, etc. Y en ese enfoque, junto con la dieta vamos a encontrar el repertorio de genes del individuo o de la población, los hábitos, el nivel adquisitivo del individuo, su nivel cultural, etc.

Las correlaciones entre variables son, en el análisis de estas enfermedades, de vital importancia. Esa es la razón de que, por ejemplo, esté en parte de acuerdo con Jesús y en parte no. Como sabéis, este blog nació bajo el influjo de las dietas de bajo índice glucémico; Jesús acusa a la comida basura y se desmarca del índice glucémico. Creo que los dos nos tenemos una amplia zona de encuentro gracias a las correlaciones: una de las características de las dietas basura es que la mayor parte de los alimentos que las integran muestran unos índices glucémicos e insulinémicos elevadísimos: y ahora, nos peleamos por los matices.

De momento lo dejo ahí. Como quiera que estoy pensando dónde van los puntos de luz o cuál ha de ser el azulejo de los cuartos de baño, creo que no me ha salido un buen post. Ruego disculpas. Por eso lo corto y lo someto a vuestra consideración para que se complete durante el debate de los comentarios. Saludos.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Vamos con la síntesis (y no de moléculas extrañas)

Bueno, la cosa se anima.

Quiero primero agradecer a Jesús y a GranKan sus aportaciones que, independientemente del sentido que tengan, creo que todos podemos ver que son respetuosas con las posiciones (¿distintas?) del otro. Es cierto que lo reducido del formato de comentario y el hecho de que aparezcan negro sobre blanco les da un aire de inmovilismo y de contundencia que pudiera confundirse con actitudes menos elegantes, pero que, creo, los que las leemos entendemos bien.

Hecha esta introducción, quisiera intervenir en dos sentidos, que tal vez se acaben confundiendo: por un lado como moderador de este blog; por otro, como "opinador" en el mismo.

Y para no pararme en las ramas, o yo estoy muy equivocado, o creo que la distancia que nos separa a los tres es bastante escasa. Podemos estar de acuerdo en lo siguiente:

  1. La obesidad es una enfermedad multifactorial.
  2. Entre los factores que podemos identificar se encuentran la comida-basura, la genética, la presencia de contaminantes (con efectos hormonales, entre otros), ciertos fármacos, hábitos poco saludables de las sociedades más desarrolladas (sedentarismo, estrés crónico, abuso de excitantes, de tabaco, de alcohol), etc.
  3. Nos resulta difícil asignar un porcentaje preciso a cada uno de los factores anteriores.
  4. Creemos que el diálogo y la puesta en común nos va a hacer reflexionar, y por tanto, aprender más a todos.
  5. La inteligencia compartida ha venido para quedarse y nosotros vamos a contribuir, en la medida de nuestras capacidades o la suma de ellas, a que se quede.

Así las cosas, creo que lo mejor es que asuma el papel de "maestro de niños pequeños" y ponga tarea a todos los lectores del blog (y a mí mismo). Vamos a tratar en los siguientes posts cada uno de esos factores. A buscar por esas redes de Dios, a reflexionar y a relacionar lo que dice uno con lo que dice el otro: todo vale.

Y para no quedarme quieto, anuncio ya el título del siguiente post, que para mí constituye una declaración (otra más) de intenciones y que dará pistas al lector avezado de por dónde voy a ir:

¡VIVA LA ESTADÍSTICA!