En el post anterior hemos dado pautas para conocer parte de la verdad que hay detrás del adelgazamiento y la mejora de la salud a través de una correcta alimentación. No obstante, y va a ser una de las principales misiones de este blog, uno de los principales enemigos a los que se enfrenta la población a la hora de decantarse hacia una dieta abundante, sana y sabrosa es la pervivencia de ciertos "saberes" sin el menor fundamento científico que han arraigado en el común y forman parte de una cierta "verdad incuestionable": varios van a ser los frentes en los que haya que plantear esta batalla, pero hoy nos vamos a limitar al asunto de la
cantidad de comida apropiada para adelgazar.
La respuesta es fácil y rápida:
no se preocupe de la cantidad y coma todo lo que el cuerpo le vaya pidiendo; preocúpese de la calidad y de evitar esas pocas cosas que nunca hubieran debido entrar en la dieta humana.
Lo vamos a decir de una forma más clara:
NO SE ENGORDA O SE ENFERMA POR COMER MUCHO, SINO POR COMER MAL.
Eso se llama declaración de principios y esos son los principios que rigen las recomendaciones que se incluyen en esta bitácora.
Lo que figura en los párrafos anteriores no es una invitación a adoptar comportamientos alimentarios fuera de lo normal, como comerse cinco kilos de carne de una sentada; si lo hace y lo hace bien no le va a pasar nada (salvo una terrible sensación de hartazgo), pero tal vez sea mejor que no lo haga. Ahora bien, si se siente satisfecho con un filete de carne, cómase uno; si necesita cuatro o cinco para sentirse satisfecho, coma cuatro o cinco. Eso sí, evite que la mesa sea un reñidero de apuestas a ver quién come más kilos de golpe y evite también que se convierta en un vertedero de esas frustraciones que a todos nos ocurren a lo largo de la vida. Siéntese a la mesa a comer, a disfrutar con la comida y con la charla con otros comensales: eso es sano.
Cuando siga estas pautas verá que cada vez necesita menos comida (este tipo de forma de comer es más saciante que las abundantes en glúcidos) ya que su cuerpo así se lo pide: hágale caso a su cuerpo. Ahora bien, al principio, contaminado como viene de otras formas de comer, puede ser que coma tan atolondradamente que no le dé tiempo ni a saber cuándo se ha saciado; aunque si la calidad de lo ingerido es la apropiada no ha de temer, es buena pauta al principio parar un poco y ver si el cuerpo le pide más alimentos porque se ha quedado corto o si es esa falta de control (cuestión puramente psicológica) la que le impulsa a seguir comiendo sin plantearse si ha tenido bastante.
O sea, si usted es un tragabuches (como yo lo soy), aquí tiene lo que necesita. Adelgazar y mejorar la salud no es una cuestión de autodisciplina o de sacrificio, sino de conocimiento. Nunca en este blog le vamos a decir que pese o mida la cantidad de alimentos, que cuente calorías o puntos o todas esas tonterías que sólo sirven para mantener a un gran sector de la población en la peligrosa ignorancia. Basta ya de mirar con envidia a esas personas que son de poco comer y que, por tanto, parece que han sido "elegidos" para poder permanecer delgados: aquí se va a mantener delgado independientemente del volumen ingerido. ¿Imposible? Ya veremos.