jueves, 16 de febrero de 2012

Respuestas pendientes, I

Vamos a ver: desde hace alguna interrupción, o sea, ciertos meses, adeudo contestación a, por lo menos, dos interpelaciones que me lanzaron Jesús y Carbófobo. Creo que ya va siendo hora de dar cumplida respuesta a ellas.

Voy a empezar por la más reciente, que es la que Carbófobo se planteaba, en ese estilo crítico que aplaudo, sobre una cierta información aparecida por esas redes de Dios en la que alguien refería una intoxicación hidrargírica aguda por haber consumido una lata de atún. En su comentario, Carbófobo decía que si el atún lo habían criado en un lodazal o algo parecido; yo aún diría más: para mí que en lugar de enlatarlo en escabeche o con salsa de tomate, alguien quiso innovar culinariamente y decidió crear una salsa "a la reducción de metil-mercurio", porque de otra forma no se entiende. Vamos a ver si no cogemos el rábano por las hojas y somos un poco serios.

Los problemas a los que se puede enfrentar una persona por tomar ciertos productos de la mar son, respecto del hidrargirismo o azogamiento, de tipo crónico o, mejor aún, extremadamente crónico. Todo lo contrario a referir una sintomatología tras haber ingerido una lata de alrededor de cien gramos. Una cosa es no dedicarse a consumir exclusivamente aquellos productos que mayores concentraciones presentan y otra bien distinta es negarse a tomar una pequeña lata de atún. Pero, como el propio Carbófobo parece que sospecha, según se puede destilar de alguno de sus comentarios, este tipo de afirmaciones no son gratuitas: en una sociedad de la  información (o de la desinformación) como la que tenemos, ciertos mensajes no se generan porque sí. Hay por ahí contaminadores preclaros (o preturbios) que pueden tener interés en desviar la atención, vendedores de bálsamos que intentan arrimar el ascua a su sardina, ...

La recomendación en este punto sigue siendo la que ya dimos en su día: en la medida de lo posible, y para aquellos productos cuyo uso sea análogo (caballa en aceite vs, atún en aceite), preferir los peces de pequeño porte; a la hora de tomarse una buena "ventrechita" de atún a la plancha, o un atún metido en manteca, ni dudarlo: la tontería mata más que el mercurio y dejar que los aprovechados se salgan con la suya, ni hablamos.

Aquí os lo dejo y a ver qué se os ocurre. Gracias.

jueves, 2 de febrero de 2012

Lectores y lugares

Voy a dedicar una breve entrada a la distribución de los lectores de este blog por el mundo. Como no he tratado de ocultar, esta bitácora se escribe desde España y en clave, por lo que a la cultura alimentaria respecta, muy nacional.

El carácter español de los artículos no se debe a un deseo de convertirlos acto de reafirmación patriótica, sino a una ausencia de reflexión previa sobre las posibilidades de la red para que a este blog se asomen personas desde cualquier punto del globo. En ese sentido, el escritor -¿acaso puede ser de otra manera?- no hace sino verter con auxilio de las letras la realidad en la que vive.

Lo cierto, no obstante, es que a mis posts se han acercado personas desde fuera de España. En un principio, fueron otros países de habla hispana, lo cual tiene su lógica. Pero poco a poco empezaron a aparecer lectores en Estados Unidos, Alemania, Rusia, Polonia... En la imagen de cabecera aparecen sombreados los países en los que se lee este blog; la intensidad del verde se corresponde con la frecuencia de las visitas.

Llama la atención que en los últimos tiempos, las entradas desde los USA se han incrementado, al punto de que en el último mes suponen más de la cuarta parte de las españolas, según datos proporcionados por blogger, que reproduzco:


España
1.322
Estados Unidos
363
Alemania
28
México
25
Argentina
18
Perú
15
Venezuela
12
Francia
10
Eslovenia
10
Reino Unido
9


El fenómeno descrito provoca diversas sensaciones en el abajofirmante. Lo más seguro sea hacerle caso a Álvaro Enrile (Álvaro, ¿estás por ahí?) cuando advertía que mirar mucho las estadísticas tal vez pudiera ser una búsqueda de autoadulación. En cualquier caso, quería escribir sobre el particular para compartirlo con todos vosotros y, especialmente, para saludar a los amigos de fuera de nuestras fronteras e invitarles a que, además de leer, nos dejen algún comentario, ya que sería importante saber cómo se interpretan desde esas distancias conceptos tan locales como la zurrapa, la escalivada o las alusiones al jamón ibérico. Quedamos a la espera de vuestras aportaciones.